jueves, 20 de diciembre de 2007

"Por amor a la camiseta" Entrevista a Cococho Álvarez

Por amor a la camiseta
Por Kyria Querves

Emilio “Cococho” Álvarez

Con el paso demorado de sus 68 años, la mirada vivaz y amable y siempre regalando una sonrisa para aquella persona que lo reconoce, Emilio Álvarez habla de los sabores dulces y amargos que le dejaron el club de sus amores.


“Conocido popularmente como “Cococho”, jugó en lo que hoy se llama línea de cuatro. Sabia anticipar como pocos, aprovechando la intuición tanto como sus zancadas, para convertir en poderoso imán de la pelota su pierna izquierda”.
Así se lo describe en la página oficial en Internet del Club Nacional de Fútbol, como el ídolo que más veces defendió la casaca tricolor en la historia del club.

El popular “Cococho” nació el 10 de febrero de 1939 en Montevideo, más precisamente en una casa ubicada en la intersección de la calles Andrés Cheveste y Avenida Millán.
A la edad de ocho años, mientras iba a la escuela comenzó a trabajar en una fábrica de camas, “una moneda de veinte centésimos para mí era lo máximo”, recuerda con una sonrisa.
Todavía a esa edad, la idea de jugar al fútbol se resumía al “partido que se armaba en la calle con los amigos”. Fue recién a los 15 años, en esa misma calle mientras jugaban, que un señor se acercó y le preguntó si quería jugar en Nacional, “al principio tenía miedo, pero mis amigos me dijeron que me acompañaban y así fue, luego practiqué dos veces y quedé adentro”.

En sus comienzos, en las divisiones inferiores de Nacional, jugó como delantero y posteriormente en cuarta pasó a jugar de back izquierdo.
“Así estuve un tiempo, alternando entre cuarta y primera para foguearme”, cuenta mientras trae a la mesa una y otra anécdota.

Debutó en primera división en el año 1959 siendo Ondino Viera el técnico.

-“En la noche anterior a un clásico Ondino Viera fue a casa, para ver si estaba. Entonces le atiende mi madre, abre la puerta y ve en la cama que había uno durmiendo. Entonces le dice, deje, no lo despierte, que se quede concentrado, dígale que mañana se presente en el Parque Central. Lo cómico, que no era yo, era mi hermano que es igual a mí, yo estaba bailando.
Cuando llegué y me contaron tenía un susto de novela, no quería saber de nada. Pero “Ciengramos” Rodríguez, jugador de primera división, me dio un consejo, no podía perder esta oportunidad”.
Ese clásico lo ganamos uno a cero y ahí empecé a afirmarme en Nacional.”-
Un año más tarde se consolidó en una defensa cuyo triángulo final formaban Taibo o Sosa, Troche y Emilio Álvarez.
Entre 1959 y 1970 jugó 511 partidos con Nacional y obtuvo cuatro veces el Campeonato Uruguayo en 1963, 1966, 1969 y 1970.
Además jugó dos Mundiales en Chile en 1962 e Inglaterra en 1966, pero en éste no alternó por lesión. En total defendió a la celeste en 18 encuentros.



Todo por la camiseta

El 25 de agosto de 1961, Emilio Álvarez se casaba, le habían dado 15 días de licencia y cinco mil pesos, regalo del presidente del club, José Añón. Pero se había fijado un partido para el 26, contra el Santos de Brasil.
-Era la primera vez que jugaba contra Pelé.
Y como faltaba yo y la gente quería que estuviera, me pidieron que lo jugara.
Fueron a mi casa y hablaron con la que iba a hacer mi señora. Entonces el “gordo” Añón, presidente de Cuctsa en esos años, le explicó que tenía que jugar, porque estaba Pelé e iba a ganar una buena plata.-
Al final accedió pero con la condición que al final de partido regresara a su casa a tomar sus quince días de licencia.
Ese partido lo ganaron y festejaron, todos menos Cococho. Porque a los dos días teníamos que jugar otra vez con Cerro y no me dejaron ir.
“Se me caían las lágrimas”, recuerda con bronca.
Pero otra vez el amor por la camiseta pudo más, entonces se olvidó de la fiesta, de la torta y de la luna de miel, dejó a su esposa llorando en la casa y se fue en un remise a concentrar.

Como si fuera poco, al llegar a la habitación donde estaban concentrados, tuvo que soportar las bromas de sus compañeros. La bronca no pasó, pero sirvió para que ganaran el partido contra Cerro 1 a 0.
Después de ese partido si pudo disfrutar de sus días libres, aunque todavía guarda la rabia.

De Cococho a Mr. Wembley

Lo llamaron “Mister Wembley” cuando fue seleccionado para integrar el equipo del “Resto del Mundo”, como representante uruguayo, en un partido conmemorativo del Centenario de la Liga Inglesa en 1963, disputado en estadio de Wembley.

-¿Qué pasó el 10 de diciembre de 1969?

“El 10 de diciembre de 1969, cuarenta mil personas al unísono gritaron CO-CO-CHO en el Estadio Centenario de Montevideo, mientras este levantaba su mano en gratitud por el acontecimiento”
- “A Roberto Sosa y a mí nos iban a hacer un homenaje, pero llovió y se suspendió. Sosa al final se fue y poco después se hizo el partido, porque como no les alcanzaba para pagarme lo que yo pedía, me iban a dar la plata de las entradas.
Al finalizar el partido me dieron sólo una parte del dinero y el resto recién a los dos meses”
Después de allí todo se terminó para Emilio, la relación con los dirigentes del Club era cada vez peor.
“Tres de los capos de Nacional que pasaron por mi vida, me tenían bronca, inventaban cualquier relajo en mis cuentas”.

- En 1971 se fue a jugar con Sud América, justo ese año Nacional se corona campeón de América y del mundo por primera vez, ¿qué fue lo que sintió?

-“Sentí algo hermoso, demasiado hermoso. Pese a que estaba con bronca.
Porque yo fui echado, en cierto modo me dolió.
A veces tengo rabia porque es más la lealtad y el saludo de la gente de Peñarol que de Nacional”.

Pese a este comentario, Cococho no aceptó la oferta de Ondino Viera para jugar en Peñarol.
Su amor a los tricolores y el temor al rechazo de los hinchas, lo llevaron a aceptar la propuesta de los dirigentes de Sud América.
Jugó por dos años, hasta que “no dio para más y le dieron las gracias”.

Los últimos pasos

Sus problemas económicos hicieron que emigrara a Venezuela, país donde terminó su carrera.
Había ido a probar suerte y se quedó 18 años, separado de sus seres queridos y posteriormente de su esposa.

Trabajó de sereno entre otras cosas en ese país y regresó en 1995, gracias a Atilio Cazajous de Cymaco Repuestos quien le dio una mano para venir porque no tenía un peso y luego le dio trabajo.
Después de 2000, Nacional lo contrató como portero de la sede y también “me hicieron trabajar como sereno en el Parque Central”, cuenta indignado.
Ahora ya no va al Club, el doctor le prohibió tomar frío y está esperando jubilarse.


-¿Qué piensa del fútbol actual?

“El fútbol de ahora es un negocio, nosotros jugábamos por amor a la camiseta”.
Sin duda, Emilio “Cococho” Álvarez, sabe de eso, cuando a sus 68 años y pese a todo, sigue afirmando que Nacional es el “club de sus amores”.

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