jueves, 20 de diciembre de 2007

Cárceles de Uruguay, ¿una instancia de rehabilitación?

I. El nacimiento de la cárcel
Un poco de historia

El sociólogo y psicólogo Michel Foucault en su obra "Surveiller et punir" (Vigilar y castigar), señala que la utilización de la cárcel como forma de sancionar la delincuencia, es un fenómeno reciente que fue establecido durante el siglo XIX. Anteriormente, su uso se restringía a la retención de prisioneros que se encontraban a la espera de una condena, como el castigo, la ejecución o la desestimación.

Los reclusos se alojaban en un mismo lugar, sin importar el delito cometido y además debían pagar su sustento. En esa desorganización, no era raro el hecho de que los sospechosos de un mismo delito cambiaran, con mucha facilidad, la versión de los hechos antes de su proceso. En ese momento, la administración de la justicia era de dominio público. Se mostraban las torturas a las que eran sometidos los acusados así como sus ejecuciones.
La ronda de los prisioneros
Vicent Van Gogh (1890)

Las prisiones de esos años servían como un medio de exclusión para toda clase de personas marginales (delincuentes, locos, enfermos, huérfanos, vagabundos, prostitutas, etc.) todos eran encarcelados con el fin de aquietar las conciencias de las "honradas" personas sin más aspiración que la de hacerlas desaparecer.
El objetivo de las prisiones o cárceles varía según las épocas y, sobre todo, las sociedades. Entre los principales cometidos se encuentran los de proteger a los ciudadanos de los elementos peligrosos, disuadir a quienes pretenden cometer actos contrarios a la ley, reeducar al detenido para su inserción en la sociedad e impedir que los acusados puedan huir comprometiendo su próximo proceso, en ese caso se habla, de prisión preventiva.
Los principios de las prisiones son, la corrección como forma de enmienda, la inserción social, la clasificación, es decir, repartir en los establecimientos penitenciarios a los presos según diferentes criterios (edad, sexo, gravedad del delito, etc.).También la modulación o desarrollo de la condena según sus diferentes etapas (privación de libertad, libertad condicional, fines de semana, etc.), el trabajo como obligación y como derecho -todo condenado tiene derecho a trabajar, más que la obligación de hacerlo-, la educación pues la finalidad del encarcelamiento es la reinserción del condenado. Y por último las instituciones anexas, para facilitar una asistencia a los detenidos cuando éstos salen de la cárcel y tienen que incorporarse a la sociedad.
Es interesante aclarar los cometidos y principios de las cárceles porque evidencia el fracaso de los mismos en lo que refiere a la transformación de los individuos. Esto se pone de manifiesto en el Estado uruguayo el cual se sitúa entre los países de la región que presentan los más altos índices de prisionalización[1].
Este país cuenta con una población de 3.300.000 habitantes, 7100 constituye la población carcelaria.
La inmensa mayoría ingresa a la cárcel por rapiña y el 70% de los reclusos tiene entre 18 y 30 años.

Muchos de ellos, específicamente el 60% están procesados pero sin condena, quizás cumpliendo un tiempo de cautiverio mayor del que eventualmente se le puede dar como pena de reclusión por el presunto delito cometido.
Una vez en el establecimiento carcelario deben enfrentarse a condiciones de hacinamiento casi infrahumanas donde la idea de rehabilitación suele parecer casi utópica.

II. La cárcel, un reflejo de la sociedad en que vivimos
Desde el nacimiento de la cárcel hay cosas que no han cambiado, pues aún hoy funcionan como forma de exclusión de los individuos que no actúan y no respetan las normas de la sociedad donde con- viven.
La Dra. Dina Cáceres, Sub-Directora del Instituto Nacional de Criminología, explica que “no debemos pensar en la cárcel como algo excluido de la sociedad. Pues ella es una representación social, y “no hace más que dar cuenta de las transformaciones sociales, culturales y económicas”.
Es que no se puede pensar en la prisión como algo ajeno a nosotros, en el establecimiento de reclusión femenino de calle Cabildo, hay un 17% de mujeres que ingresaron por homicidio, la mayoría víctimas de violencia doméstica, “el hilo para estar acá dentro es muy fino”, afirma una de las reclusas.

En ese sentido, el Dr. Luis Bibbó, Director del Nacional del Instituto Nacional de Criminología, agrega que “la existencia de la cárcel puede ser entendida como síntoma de un conflicto social, capaz, de por sí, de producir efectos sobre la subjetividad tanto de los que se encuentran en ella como de los que se esfuerzan por no entrar”[2].


III. Humanizando a nuestros presos
La Ley 17897

Después de que el Presidente de la República, Dr. Tabaré Vázquez declarara la situación de emergencia carcelaria, se produjo la sanción, el 14 de setiembre de 2005, de la ley 17897 o Ley de Humanización del sistema carcelario, a efectos de paliar un poco la situación indigna de hacinamiento en que se encontraban los reclusos. La misma establece un régimen excepcional de libertad anticipada y provisional que se aplica, por única vez, a los procesados y penados que están privados de libertad al 1º de marzo de 2005.

La disposición no se aplica a los autores de delitos graves como violencia, rapiña, homicidios y violaciones. En tanto, los que salen con libertad anticipada o provisional, se benefician siempre que hubieren cumplido los dos tercios de la pena. (Ley 17897, Capitulo I, artículo 1)

A través de la nueva ley se creó un instituto de redención de pena por trabajo y estudio, lo que incentivó el interés de los reclusos en estudiar o trabajar y se reglamentó la posibilidad de acceder a las plazas de estudio o trabajo sobretodo en establecimientos como el COM.CAR que cuenta con una superpoblación actual de 2000 reclusos[3].
Según la Dra. Dutka, Vice Presidenta de la Comisión Honoraria del Patronato de Encarcelados y liberados, “debido a la nueva ley, dentro de los establecimientos carcelarios la situación ha cambiado notoriamente”.

Para la Sub-Directora del Instituto Nacional de Criminología, la cárcel desde la nueva perspectiva y “teniendo en cuenta la nueva Ley de humanización carcelaria, apuesta a que funcione no sólo como una alternativa simplemente punitiva sino además rehabilitatoria”. Pero aclara que la cárcel no rehabilita totalmente y esto está demostrado a nivel mundial, más teniendo en cuenta su superpoblación actual.



IV. La cárcel desde adentro

El establecimiento de reclusión femenino de calle Cabildo Nº 1998, cuenta con una población carcelaria de 292 cuando su capacidad locataria es de 80. Desde el punto de vista edilicio, es un edificio de más de cien años, adquirido por una concesión del Estado.

Cárcel de Cabildo. Una cárcel en medio de la ciudad

En sus habitaciones suelen convivir hasta 6 presas, con diferentes causales. En el sector de mínima seguridad se alojan 19 madres y 23 niños, además hay 4 embarazadas a punto de dar a luz. Estos niños “están presos, sin cometer delitos”, lamenta la Oficial a cargo de la recorrida.
En lo que refiere a los servicios sociales, la Oficial asegura que todos ellos tienen asistencia médica pediátrica, “más de lo que tenemos nosotros”.
A través de un convenio del Ministerio del Interior y el INAU, los hijos de las reclusas acceden a la guardería “Pájaros pintados”, a la que también asisten otros niños del barrio.

Todos los establecimientos de reclusión del país cuentan con educación formal e informal, dictados por docentes de primaria, secundaria, UTU. Además se ofrecen talleres de manualidades, música, metafísica, canto, informática, etc.

Para las reclusas “las actividades son una forma de escapar del sistema de reclusión”, afirma una presa que participa en el taller de vestimenta dictado por una docente de la Escuela Técnica de San Salvador. Para estas mujeres las actividades son una forma de pasar el tiempo y es que sólo 73 mujeres de las 292 que se encuentran alojadas en esta cárcel tienen dictaminada su pena.

A diferencia de otros establecimientos carcelarios, el 55% de las mujeres de la cárcel de Cabildo asisten a las actividades, tanto de la Educación Formal como a los talleres.
Según la Dra. Luisa Dutka, una de las causas por las que este porcentaje es mayor es la ubicación del establecimiento de Cabildo. Situado a cuatro cuadras de Tres Cruces, el acceso para los docentes voluntarios se hace mucho más simple que en el caso del
COM.CAR donde hay que bajarse en la carretera y caminar alrededor de 10 cuadras, esto cambia notoriamente la situación.

En el COM.CAR sólo un 18% de alumnos concurren a las actividades, en La Tablada un 20% y en el Penal de Libertad hay menos (4%), seguramente porque el perfil es otro. En lo que refiere al Penal de Libertad existe un problema, porque no todos los reclusos pueden salir de su celda y compartir el aula con otros internos por cuestiones de seguridad, explica la Vice Presidenta del Patronato.

Si bien, a pesar de las ofertas laborales y de educación adentro de la cárcel mucha gente no trabaja ni estudia, muchos se capacitan. En Penal de libertad y el COM.CAR, alrededor de 35% realizan tareas laborales para empresas externas al establecimiento carcelario. Esta oportunidad que se le brinda a alguno de los reclusos junto con el llamado peculio es otro de los cambios que introdujo la nueva Ley de Humanización.
V. El peculio
Una ayuda al momento de salir

El peculio es la remuneración que se da al trabajo carcelario. Es un salario mínimo[4] y se divide en tres partes, una va para el recluso, otra para su familia y la última parte que ellos llaman “el indisponible” queda en la Dirección de Cárceles y la obtienen en el momento de salir. De manera que es un empuje para ese momento crítico de cuando abandonan el establecimiento carcelario, si es que trabajaron allí.
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Las plazas laborales a partir de la ley de humanización se asignan con criterios técnicos. Se trata de concederlas, no sólo al recluso que tenga mejor conducta sino también a aquella población joven que no ha tenido experiencia laboral anterior, que no posee hábito de trabajo y que puede adquirir una capacitación. El decreto 225/06 que reglamentó la ley de humanización, establece criterios que permiten administrar las plazas con cierta justicia, porque no hay para todos, explica la Dra. Dutka.
Cada establecimiento tiene un cupo, por lo que no se les otorga a todos. En el caso de La Tablada se hacen peculios rotativos, y por ende casi todos pueden acceder a ellos.

El acceso

Ellos se postulan, hay tres llamados al año de acuerdo a la ley. Llenan un formulario en el que están especificados todas sus características, edad, núcleo familiar, tipo de delito, experiencia laboral anterior. En base a eso la junta asesora que integra el Patronato, el Instituto Nacional de Criminología, el Área de salud y de Educación y las autoridades del establecimiento carcelario definen prioridades. Se establecen listas de esperas porque hay reclusos que cambian de establecimientos, otros que salen en libertad y se adjudican plazas laborales, no todas generan peculio, aclara la Vice presidenta del Patronato.




VI. A un paso de la libertad
El programa de Pre-egreso del Instituto Nacional de Criminología

El Programa “Pre-egreso”, a cargo del Instituto Nacional de Criminología, se realiza en el Establecimiento de Reclusión Femenino y tiene como objetivo a las mujeres próximas al egreso (estimado 4 meses). Es un trabajo grupal tendiente a trabajar ansiedades, fantasías y posibilidades reales de inserción en el afuera. Eventualmente se realizan talleres con familiares. Además existe la coordinación con instituciones médicas, educativas, culturales, etc. del medio de pertenencia.
En lo que refiere a este tema una de las reclusas explica que, “mis expectativas cuando termine la estadía en Cabildo, es hacer otra cosa, algo distinto y me voy a dedicar a todo lo que aprendí acá”.


VII. El patronato de Encarcelados y liberados
Apoyar a los vulnerables
El Patronato Nacional de Encarcelados y Liberados fue creado por decreto en 1934, sus atribuciones se establecieron treinta años después, en el artículo 94 de la Ley 13. 318 de 1964. El decreto 417/985 reglamenta este artículo y establece la integración del Patronato, su organización administrativa y funcionamiento. En líneas generales, el Patronato brinda atención social, jurídica y psicológica a las personas que en su calidad de liberados, familiares de liberados o de reclusos así lo soliciten.

La idea del Patronato no es hacer caridad sino es tratar de posicionar a la persona en la sociedad de manera que recobre los derechos fundamentales que de alguna manera le fueron negados, ya sea por el medio en que nació o la falta de educación, afirma la Dra. Luisa Dutka.

Los liberados por ley de humanización tienen la obligación de concurrir al Patronato por todo el periodo que queda para cumplir el resto de su condena o de su presunta condena, porque algunos de los que salieron eran procesados y no penados.
En ese caso cada uno tiene una persona o un referente específico que le apoya e indica las tareas a realizar y las oportunidades en las que tiene que concurrir al Patronato.
Estas personas en su mayoría son muy vulnerables y el Patronato intenta apoyarlos en esas áreas. En lo que refiere al tema del trabajo esta población que sale de la cárcel es muy discriminada. Por eso el Patronato ha organizado bolsas de trabajo en las que hoy hay inscriptos 357 personas. Mediante convenios con la Intendencia Municipal de Montevideo, los liberados trabajan en la limpieza de la peatonal Sarandí, el armado de carpas o la entrega de sombrillas.

Además, la Ley 17.897 de Humanización y Modernización del Sistema Carcelario que aprobó el Parlamento, prevé pases en comisión de funcionarios públicos con perfiles adecuados a la tarea, así como la obligación de las empresas que contraten con el Estado de incluir en su planilla de trabajo hasta un 5% de trabajadores provenientes de la Bolsa de Trabajo del Patronato.
Y en el caso que el Patronato no contara con el personal apto para esa tarea requerida, tiene que brindar un certificado que especifique que no cuenta con el mismo, explica la Vice presidenta del Patronato.

Carné de Buena conducta:
La limitación al derecho fundamental del trabajo

Muchas veces al salir de prisión los ex reclusos se encuentran con una barrera a veces imposible de sortear y es que muchas empresas tienen como requisito el llamado Certificado de buena conducta, en el que constan los antecedentes policiales.
Para la Dra. Dutka, la solicitud del carné de buena conducta es un tema muy discriminatorio, muchas veces se le concede la libertad anticipada y le falta 3 o 4 años para cumplir el resto de la pena y eso es un limitación al derecho fundamental como es el derecho de trabajo.
Pero en los convenios que celebra el Patronato o también convenios que se obtuvieron con el Mides (Ministerio de Desarrollo) dentro del Plan de Equidad que consiguieron 75 plazas de trabajo al Patronato, ese aspecto no cuenta, agrega la Dra. Dutka.





VIII. El discurso de la rehabilitación

Teniendo en cuenta la situación actual de las cárceles del Estado uruguayo es casi imposible pensar en la reinserción de estos individuos.
El hacinamiento obstaculiza el normal desempeño de funciones esenciales tales como la salud, el descanso, la higiene, la alimentación, la seguridad, el régimen de visitas, etc.
Debería entonces comenzarse por disminuir la densidad carcelaria -por cien plazas- (el número de personas privadas de libertad, dividido por el número de plazas previstas, por cien) que en nuestro país supera los niveles calificados de sobrepoblación crítica (sistemas penitenciarios con una densidad igual o mayor a 120%).

Partiendo de la base que la mejor cárcel es la que no existe- los privados de libertad en nuestro país están padeciendo tanto, que hay mucho para hacer por ellos con el objetivo es "mejorar" su "situación". Las cuestiones edilicias y de infraestructura económicas “no son aspectos menores, porque ellas explican la mayor parte de las violaciones de los derechos humanos que se producen en nuestros establecimientos. El hacinamiento (sobrepoblación en términos correctos) anula cualquier esfuerzo que intente realizarse desde la perspectiva social, educativa, etc.", explica el Director Nacional del Instituto Nacional de Criminología, Dr. Luis Bibbó.

“A más de 150 años de su creación, y a pesar del demostrado fracaso de sus objetivos manifiestos, la cárcel, por paradójico que resulte, sigue gozando de “buena salud”. De igual forma, su amigo fiel, el discurso de la rehabilitación, sorprende por su capacidad de reciclaje capaz de otorgarle una continuada existencia en el horizonte de lo posible”.

La opinión de la Dra. Cáceres es coincidente en ese aspecto, y aclara que “la mejor cárcel es la menos mala y en ese sentido es que trabajamos nosotros, desde la perspectiva de disminución de riesgos, de daños e intentar la menor la des-socialización posible”




IX. El ocio concertado es delito consumado
La cárcel, un negocio lucrativo

En lo que va del año, son 10 los muertos en las cárceles –nueve en el Penal de Libertad y uno en el COM.CAR- y decenas de heridos (Últimas Noticias 8/10/07). Es que pensar la cárcel desde la perspectiva de la rehabilitación, es difícil conociendo las cifras actuales de sobrepoblación[5] carcelaria. Es bueno que todos podamos gozar de nuestros derechos aunque estemos presos pero que también podamos responsabilizarnos por las cosas que hacemos, afirma la Dra. Cáceres.

El Estado uruguayo debe responzabilizarse de la situación carcelaria, porque las condiciones en las que se encuentran los presos son una incuestionable violación en la normativa internacional de derechos humanos. Sin ir más lejos la Constitución establece que las cárceles no servirán para mortificar a los reclusos sino solamente para asegurar el cumplimiento de la privación de libertad.

Lejos de ser una instancia de rehabilitación, en la actualidad la cárcel se ha convertido en una fábrica de delincuentes y en un negocio lucrativo. Si bien parte de la sociedad lucha, se enfurece, reclama por sus derechos, por su seguridad, la otra parte sigue haciendo negocios. Las ofertas en sistemas de seguridad encubren la verdadera responsabilidad del gobierno. El Estado ya no es quien garantiza la seguridad, sino las empresas aseguradoras, los sistemas de alarmas, los mal pagados guardias de seguridad.

Desde el gobierno se habla de la creación de más cárceles para cambiar la situación.
Pero como explica el Dr. Bibbó, “existe bastante acuerdo (teórico y empírico) de que se funciona mejor en establecimientos pequeños y no sobrepoblados. De todas maneras, y en el mejor de los casos, si lo lograra mejorarse las condiciones, podremos tener un mejor preso, pero no obligatoriamente, un mejor ciudadano libre”.



Fuentes
[1] La cárcel supone un sistema total. Funciona de manera autónoma con sus propias normas, diferentes roles, estilos de vida, patrones de comportamiento, sistemas y códigos de comunicación, economía sumergida, grupos de presión entre reclusos. Al proceso de incorporación y paulatina adaptación a este peculiar hábitat alternativo, se le llama prisionalización.
[2] Dr. Luis Bibbó "Más allá del consultorio, reflexiones desde la praxis en la institución penitenciaria”

[3] Para ver en detalle la superpoblación carcelaria, delitos y franjas etarias, se muestran gráficos en las últimas hojas de este trabajo.
[4] El salario mínimo nacional actual es de $3075.
[5] Para citar sólo algunos: La capacidad locataria del COM.CAR es de 1412, la población actual es de 2996. En Maldonado es de 180, actualmente se alojan 345 presos.

1 comentario:

like a rolling stone dijo...

Muy buen artículo. Realmente completo. La cárecel nos habla. Volví para releer a la luz de lo que pasó antes de ayer en Cno. Carrasco con un ladrón al que -se sospecha de algún vecino- le aplicó la pena de muerte, tal vez harto de las visitas de este muchacho adicto a la pasta base y con nutrido prontuario. Me convenció de lo que afirma Ferrajoli en su concepción minimalista: la ley penal debe ser la ley del más débil, es decir, protección del más débil amenazado por el delito y protección del más débil amenazado por los castigos (es decir, protección del reo ante la omnipotencia del Estado), además de ser necesaria para minimizar la reacción violenta e informal frente al delito (venganza privada).
Tus exposiciones tienen la virtud de ser un poco atemporales (¿se dice así?). Uno puede volver a releerlas a la luz de nuevos hechos. Como el otro que escribiste sobre los "hijos de nadie", con respecto al juicio que padres adoptivos de hecho le ganaron al INAU.
Ojalá que te animes a seguir escribiendo en este blog.
Abrazo.